...La humanidad de Cristo ha quedado para siempre “en-diosada”, glorificada. Dios y el hombre son consortes en alianza eterna. Ya nunca será Dios sin lo humano ni la humanidad podrá ser nunca más humana sin el Dios Entregado.Por eso, la resurrección, siendo novedad y salto adelante, no es separable de la vida sacrificada por amor hasta el extremo de Cristo, como la espiga no es un premio al grano enterrado y destruido sino su fruto. ¡En la Cruz está la Vida!
¡Resucitemos con Él! "Seguir leyendo"
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