El Pontífice propone este Domingo dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios:
Para comprender la riqueza que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo.
Para
que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para
nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el
mundo esta riqueza inagotable.
Para que nunca falte la relación
decisiva con la Palabra viva que el Señor nunca se cansa de dirigir a su
Esposa, para que pueda crecer en el amor y en el testimonio de fe.
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